La semana pasada acusé e un supuesto periodista de violento en el deporte por, a grito pelado y en más de una ocasionó, arengar a millones de personas en forma de solidarizarse con la agresión de Isco diciendo que, si llega a estar allí, hubiese pegado también a Neymar quien había cometido el crimen de regatear a un jugador del Madrid con la agravante de haberle metido cuatro goles. Anoche llegaron las aclaraciones tanto suyas  como de otro jugador, un tal Sanchís. Como era de esperar las aclaraciones no hacen sino agravar el disparate.

El caso es que en el Barsa deben leer La Guinda y, cabreados, han denunciado a los dos al Comité Antiviolencia y ahora los acusados salen diciendo que se han sacado las declaraciones del «contexto» y, lo que es peor, que existe un código de conducta secreto en los vestuarios contra lo que llaman actos chulescos por regatear cuando el resultado es claro.

Ignoro cuál es el contexto pero aquí se olvida que no se denuncia al agresor sino al periodista disfrazado de jugador que tan bestialmente promueve la violencia con un micrófono en mano. Si el de bellota ignora su trabajo pues que lo deje o que renuncie a sus emolumentos en el contexto del pago de sus haberes pero carece de justificación la animalada cometida. En cuanto al supuesto código de honor suponemos que se trata de una omertá más en un país de mafiosillos.

La solución para el Comité es sencilla. Previos todos los expedientes que se quieran, inhabilitación permanente y a la puñetera calle. Eso es ir contra la violencia y lo demás son las gilipolleces que preceden a los lamentos cuando suceden las tragedias. No hay derecho a la  existencia de mercenarios como estos que ni sirvieron como jugadores, eran un par de mediocres al amparo del Madrid todopoderoso, ni deben ser intermediarios con los aficionados.

Espero que accedais a estas humildes reflexiones porque he sabido que desde hace varias semanas soy objeto de censura y mi más cualificado distribuidor ha suprimido la labor de hacérosla llegar so pretexto de un problema técnico que no se toma ni la molestia de explicar. Me consta que no le ha gustado algo y ha tirado por la calle de en medio. Mantendré mi afecto por Jose Ramon pero su gusto por lo clásico, que comparte en casi todo incluída su pasión por José Tomás, no le debería haber llevado a esto. Creo que con los islamistas no se debe dialogar pero ¡¡coño¡¡ yo me tomo por cristiano…….y no hablo del fantoche pelotero.