Voy a contestar, por este orden, a mi hijo y a Rafael Martín que ha tenido la amabilidad de intervenir en nuestra página del alma. Anteayer, sin embargo, ha tenido lugar un hecho luctuoso que tiene justificada prioridad. Ha fallecido de forma repentina Luis García, hermano del factotum de la página Jose Ramón con quien habíamos pasado un día maravilloso en tierras segovianas con motivo de la imposición del nombre de una calle en Carrascal del Río. Ya veis, un día tan feliz se tornó en tragedia.

Sobre las circunstancias de los hechos en España, caro hijo, lo primero que ha pasado – siempre me lo malicié- es que aquí no importa nada si falsificas tu propia tesis doctoral. Debieron ser los comanches , quizás los apaches o los sioux pues no me acuerdo bien, los que de forma arbitraria dijeron que lo de falsificar las tesis está feo. Aquí no llegó y ya lo practica hasta el que aspira a ser el jefe de la tribu. No te extrañes pero éste sigue siendo un país rarito.

Lo demás es casi peor. Un guapito, que iba como mucho a terminar de modelo de El Corte Inglés, ha arrasado en la política y sin decir ni hacer lo más mínimo, salvo advertirnos de que nos piensa arruinar, está dispuesto a buscarnos todo tipo de desgracias. Si supiera como se hace, a partir de ahora publicaría todas mis reflexiones con crespones negros. Lo único que me consuela es adivinar la cara de sus votantes cuando le tengan que echar la culpa de sus futuras desgracias a Rajoy, Casado, Aznar; o a Vox, que es al que más odian y le llaman constantemente, de la mano de la infumable Rosa María Mateo, la «ultraderecha».

Este es, desgraciadamente, el futuro. Robar y robar hasta que no quede nada; y soltar palabros incomprensibles, como «transversal», «empoderamiento», «agenda social» y mil chorradas más. Menudo business, como dicen en Canarias.