La Justicia por dentro

 Cosas de Dívar y El País

Que El Pais es un gran periódico lo demuestra algo tan sencillo como que en la página 14 del ejemplar de hoy publica lo que publicó La Guinda hace un mes sobre el nombramiento de Carlos Dívar, bien es cierto que omitiendo detalles fundamentales como son el cabreo de López Aguilar y la torticera intención de Teresita al proponer su nombramiento. No les acusamos de copiotas porque quizás, e indebidamente, no nos sigan puntualmente.

De Dívar sólo se puede añadir que es mejor que no diga con quién verdaderamente compartía las noches marbellíes, estuviera la luna llena o vacía. La verdad es que lo sabe todo el mundo, y de esta manera el asunto tiene más morbo si cabe.

El problema de Dívar es, sin embargo, diferente. Lejos de mí la obsesión por el laicismo, D.Carlos es únicamente una persona religiosa. No ha hecho una sentencia en su vida y preside el Tribunal Supremo, circunstancia que provoca un nada disimulado enojo en sus miembros, que lo miran con un enorme y justificado complejo de superioridad. Será como se quiera pero en el Supremo se curra y no acaban de entender que su Presidente cuando dice que es vocacional se refiera a los hábitos y no a la pasión por la jurisprudencia. Ésta es la consecuencia de que en su nombramiento confluyera tanta gente de tan poca competencia  (Teresita, Zapatero y ahora parece que Trillo…manda lo que manda). Menuda tropa.

El extraño caso del jurista Dívar

Confieso que una de las mayores sorpresas de mi vida fue el nombramiento, en tiempos de Zapatero, de Dívar como presidente del tinglado judicial.  La siguiente sorpresa, de hace unos días, fue enterarme  de que no había habido consenso de ninguna clase puesto que el nombre lo había propuesto ¡el mismo PSOE! Al parecer se trató de una ocurrencia de Teresita, la de los vivos colores, ante las protestas de López Aguilar, el guitarrero, pues hasta él se había dado cuenta de lo que habían hecho. La chica decía que era una manera de tener controlada, al menos informativamente, a la Audiencia Nacional. Que Santa Lucía le conserve la vista ahora que la han puesto tan mona. Cuando se lo dijeron a Rajoy tuvieron que dispensarle sales calmantes.

El problema de Dívar no es su escaso bagaje jurídico pues no está claro que ésa sea la virtud que se exige para el cargo. En mi modesta opinión sólo Sainz de Robles y si acaso Sala daban la talla, pero ese no es el caso. Para presidir la cosa lo importante es tener facultades de conciliación y para eso no hace falta el Digesto. Sin embargo no es menos cierto que una cierta autoridad intelectual también ayuda para que te hagan caso y para demostrar lo contrario ya tuvieron al ínclito Paco Hernando, el “chachi”.

Dívar es un hombre místico y hace constante profesión de ello. Cuando llegó -ahora parece que se ha moderado- los Vocales temían que entre bendiciones se les fuera la mañana y ellos tenían, es un decir, muchas cosas que hacer. Su ideología al respecto cabe situarla en 1544 el año anterior a la inauguración, cómo ha pasado el tiempo, del Concilio de Trento. A esto le pasa, como a la democracia en España, que muchos todavía no la han encajado en sus esquemas. Por cierto, un Suárez para cada uno de los casos.

La Guinda ha desplazado a sus más sagaces reporteros para conocer la opinión del nombramiento por parte de un experto en cosas fundamentales. Hemos elegido al famoso filósofo Jomeini. Fueron los tribuletes, primero, al Cielo por si sabían algo del personaje. Allí tocaron madera y manifestaron ser desconocedores de la menor noticia. Desde allí partieron para el paraíso de las Hetairas donde les aclararon que se encontraba en el purgatorio por causa de algunos pecados sin importancia. Parece que eran solamente unos cuantos miles de asesinatos sin justificación suficiente.

Una vez en la sede de la purificación tuvieron suerte de conocer al eminente en un día de visita. Ya se sabe, paella de verduras, una hetaira modestita y periodistas. Al fondo un hombre barbudo, sin hacer el menor caso ni a los placeres de la carne ni a los de la paella, musitaba: “estos de Al-Andalus son una panda de ca……nallas (estaba en horario infantil), si lo llego a hacer yo, me montan la de Alá.

Felicidades por el último nombramiento del Tribunal Supremo

Nunca pensé que estos ojitos que se tragará la tierra lo fueran a ver. El Consejo del Poder Judicial ha efectuado un nombramiento para el Tribunal Supremo atendiendo a los criterio de mérito y capacidad por encima del paisanaje, amigotes o ideologías, que todo son mandangas, como es sobradamente conocido.

El nombrado es Wenceslao Olea Godoy, magistrado magnífico y persona excepcional. Además es extremeño, oiga un título. La coincidencia entre su segundo apellido y el mío es, desgraciadamente para mí, pura casualidad. No lo pienso decir porque prefiero pasar por pariente.

Como no me lo creía del todo he acudido hoy a su toma de posesión, brillantísima, con una gran parte del Tribunal Supremo en el orden contencioso. Además, para que todo fuera perfecto, Carlos Dívar ha estado breve.

Su carrera se ha hecho peldaño a peldaño en su Extremadura natal y goza de gran predicamento en el orden contencioso-administrativo. Todos nos alegramos y esperamos que con la carrerilla tomada la cosa continúe. Sin embargo, los rumores no pueden  ser más alarmantes. Como al nombrado se le ha adjudicado el turno de derecha necesitan compensarlo con otro de izquierda. Suena en la esfera judicial el nombre de Willy Toledo.

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Una respuesta a La Justicia por dentro

  1. Maria dijo:

    No he podido dejar de reirme durante la lectura de todo el artículo!!!!buenísimo

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