No recuerdo de quién es el dicho que, haciendo sorna de los partes alemanes de guerra, que eran todos victoriosos hasta el dia antes de firmar la rendición, dijo lo de «de victoria en victoria hasta la derrota final». No lo sé pero viene al pelo con Simeone y su brillante trayectoria que, entre otras cosas, le ha servido para lavar la cara a su pasado como futbolista, donde a su tosquedad técnica se añadió siempre una dosis de dureza rayana en la más simple violencia. Que pregunten en Bilbao, por ejemplo.

El partido fue un desastre del técnico, que no dio una a derechas si bien hay que admitir que su equipo ya no estaba para muchos trotes. Lo de la curandera – chica mona – con la placenta equina es para desternillarse, pero al Atleti le hizo polvo porque le privó de un cambio que pudo ser decisivo. En cualquier caso es difícil que haga goles y así no se le gana a nadie.

El Madrid, como siempre. Cansino y previsible con un Ronaldo que si no había probado la placenta ni la chica debe haberse.trajinado la cola de un lagarto o similar. En fin, mucha emoción pero ná de ná y Casillas el mejor portero del mundo…….en el cante jondo.

En los toros lo mismo de siempre …hasta la extinción final. Hay que ver lo que se han ahorrado los que los han prohibido. Juanpedros para desayunar, comer y cenar. Unos días más tontos y otros más listos  pero siempre juanpedros. Aburren hasta a las ovejas y aquello de los picadores, con sus puyas y todo, se ha extinguido como la propia raza.

La cosa nos ha dejado la muestra de gregarismo más patética de la historia. Resulta que miles de seres humanos se han desplazado a centenares de kilómetros con la única voluntad de estar y gritar juntos y sin tan siquiera una entrada para ver el supuesto espectáculo. Otros miles han hecho lo mismo en los propios estadios y esta noche el rebaño continúa allí con su monocorde balar. Es totalmente inexplicable y su única justificación puede estar el alcohol pues nada hay más reconfortante para un borracho que la compañía de otro borracho. Y a la mañana siguiente a celebrar la resaca votando por los afortunados que se van a dar la vida padre a costa de los beodos. De verdad, vale la pena vivir.