Independencias y coaliciones de gobierno

Llego ahora de una breve estancia en Lanzarote que como es sabido constituye mi refugio favorito. Es más, si quereis un consejo iros unos días a Playa Blanca, al sur de la isla. Afortunadamente está lleno de guiris lo que contribuye a un ambientazo. Clima garantizado y buenos amigos me hicieron pasar un sábado fantástico. Mingo y Fefa en primer lugar y, luego, el equipo propietario y gestor del Grupo Fariones ( Bienvenido, Juan Francisco y parte de sus familias, con Pepe Salce por si fuera poco ). Y todo bajo la batuta culinaria de Pedro, el de la Casa que lleva su nombre.

Además he estado con una chica muy mona para rematar la faena pero de ésta no digo nada que luego se cabrea ( al contrario que yo la chica es muy discretita ).

A otra cosa. Nos ha dado por la independencia y nos pasamos el día hablando a favor y en contra como si hablar, y la propia independencia, sirviera para algo. A mí lo que más gracia me hace, y aun sabiendo que todo es cuento chino para trincar más tela en tierra de tradición textil, es que quieran ser independientes y luego se cabreen si se les insinúa que eso conlleva la salida de la Unión Europea.

Vamos a ver. La UE es lo que tienen y lo que en teoría les quita la independencia. Hoy día hablar  de la opresión del Estado Central y de la quimera de seguir perteneciendo a la UE es, con todos mis respetos, que tampoco son muchos, una chorrada. Todo lo que hacen es pura imposición de los europeos que les dice hasta el dinero que pueden gastarse. La suerte que tienen es que Mariano les sirve de paraguas para las trampas y les permite el trinque. El día que no estuviera ni él ni Alfredo o cualquier otro  cómplice, los burócratas de medio pelo se iban a enterar de lo que vale un peine. Al final dirían que Europa les roba y a seguir viviendo de palentinos, sorianos, bruselenses o muniqueses. Corren el riesgo de que los citados no se lo permitan y la Merkel no se dejara que, dicho sea de paso, es lo más probable.

Aquí pasa lo mismo que con los partidos pequeños en las autonomías. Prometen y prometen sin echar las cuentas, sacan unos votos y, ala, a ser bisagras. Más adelante se enfrentan a la cruda realidad, que no es otra sino la falta de pasta, se ponen campanudos y dicen que con ellos no cuenten que su papel era transformar la sociedad y que no sabían que existiera Europa y menos aún si la tal Europa no les deja hacer de su capa un sayo. Total una crisis y a ver si en las próximas elecciones sacan algo más y sigue la juerga de los cargos y los sueldos.

Seamos sinceros. El problema de la política actual es que los dos partidos, si son honrados, se pueden distinguir muy poco. Las cartas están repartidas y entre Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo lo único que les queda es elegir el color de las banderas regionales y la exacta composición de la banda local de música. Pronto no quedará ni para esto.

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