La gabardina como símbolo del comercio más in

El otro día asistí a un espectáculo surrealista con motivo de la adquisición de una simple gabardina. Bueno, simple del todo no porque la verdad es que era bastante bonita. Con ese propósito y haciendo acopio de todos mis ahorros encaminé mis pasos al centro comercial de referencia y, en su seno, a una tienda especializada del ramo, de esas que funcionan como inquilinas de D. Isidoro.

Tras elegir una prenda me dijeron que si la quería de color o talla diferente tendrían que pedirla y, cuando la recibiera en mi casa, debería dirigirme de nuevo al centro para hacer los arreglos pertinentes. Bueno, entre que yo no tenía prisa y que la lluvia parecía calmarse acepté el trato y ahí empezó la pesadilla. Resulta que era, así como suena, imposible pagar. No se aceptaba el metálico ni las tarjetas. Era lo que se conoce como compra on line que precisa una tarjeta con código especial para la compra segura que es una cosa que se gestiona en la web del banco. Al final resultó, nadie sabe por qué, que la única tarjeta aceptada era la que tengo para comprar libros en la FNAC.

Creo sinceramente que alguien se ha pasado con la tecnología. Al genio que diseñó tan disparatada forma de comprar, sólo le deseo que se tenga que adquirir una gabardina con prisas. Se va a enterar de lo que vale un peine. Claro que, como decía Mao en su célebre libro rojo, de las situaciones más desafortunadas hay que extraer las cosas positivas y aquí también las hubo. Tanto ir y venir al Centro me permitió conocer a un grupo de empleadas que, además de lidiar con un sistema tan enloquecido, me demostraron el valor, la simpatía y el buen talante de las nuevas generaciones. Vaya lo uno por lo otro.

A otra cosa más seria. No sé que hacer, pido vuestra ayuda, con el Real Madrid de mis amores infantiles. Es inútil tratar de demostrar al italiano quién sabe jugar a esto y quién no le da una patada a un bote. Ya desesperado se me ocurre aplicarles a todos (el italiano, Pepe, Ramos, Coentrao, Khedira, Modric, Arbeloa y Benzemenos, además de Florentino ) la Ley de Extranjería: expulsión del país y tres o cinco años para volver. No se me ha escapado que algunos de los citados son ciudadanos de la Unión Europea y la ley plantea dificultades para estos casos pero, caray, por lo menos, extraditarlos a la isla de Perejil y nada de tonterías de rescate ni al alba ni con fuerte o débil viento de levante.

Por último, felicitar al ABC. Después de decirlo La guinda, se han marcado un sesudo reportaje sobre las ayudas americanas para el desmantelamiento de ETA traducidas en el espionaje electrónico. También parece que se demuestra que al que te escucha no le puedes cabrear porque lo sabe todo incluyendo tu propia colaboración para ser escuchado. El chiste del niño dirigiéndose al de las Misiones y diciéndole «mi papá dice que Vd. nos escucha » y el morenito contestando «él no es tu papá » lo describe todo.

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