No soy el primero, ni seré el último, en comentar y halagar como se merece la luminosa circular del Consejo donde, entre otras cosas igual de útiles y dentro del programa de prevención de riesgos laborales, se nos aconseja contraer los glúteos y luego relajarlos antes o inmediatamente después de dictar resoluciones. Otros compañeros ya lo han comentado y basta poner en Google algo así como Consejo y Circular de la relajación.

Mi particlar punto de vista quiere incidir en lo atemporal del consejo del Consejo, vamos que llega tarde. Aseguro, muy a pesar mío, que de las más de diez mil resoluciones que habré redactado, hay muy pocas que se hayan hecho con los glúteos contraídos, lo que se dice contraídos. La mayoría son pseche pesche de contracción. Un si es no es. Así habrán salido. Pero manifiesto mi propósito de que, de ahora en adelante, voy a parecer un escocido y ello en aras de la más prístina doctrina.

Fuera ya de cosas tan esenciales como la expuesta tenemos que, como dijo la guinda hace meses, cada vez está más claro que lo del a independencia de Cataluña es una vulgar patraña para sacarle dinero a Rajoy a costa de los demás y que éste, cuando se lo dé, dirá aquello de que de buena os he librado. Faltan minutos.

La semana se pone calentita. La chulería de Aznar con los perros y la fuerte reacción que empieza a tener Florentino en contra de su proyecto de llevarse La Castellana a casa son noticias que dejan al borderline de Corea del Norte como un vulgar macarra jugando con cohetes.

Por cierto estuve, como anuncié, en Gibraltar buscando pequeños ahorradores tipo chipriota. Ví de todo, turistas, monos, sociedades por doquier ( hay un nuevo modelo que anda ) , lavadoras que lavan de tó pero ahorradores de verdad no ví a ninguno. Ya les dije yo «andaros con cuidado que como os rescaten los periodistas españoles os negarán el pan y la caridad».