La metepatas de la Botella

Tenía yo hoy el deseo de dedicar unas palabras al manicomio patrio donde hablar un idioma -por ende nacional- se considera por supuestos seres humanos mayores de edad, un ataque a otro idioma, y los que así lo piensan, que suelen ser gente que sólo habla con mucho esfuerzo el idioma atacante, se pasan el día reunidos para averiguar por qué no son mayoría. Lástima del tiempo perdido en las reuniones. Sin embargo, tengo que hablar de otras cosas.

Corrían los finales de los setenta y llegó el momento de mi debut como abogado en un órgano de la Justicia. Se trataba de un juzgado municipal de Carabanchel y el asunto consistía en una confesión judicial sobre una ínfima reclamación económica. El compañero que me lo pidió, aún amiguísimo, me dijo que estuviera tranquilo, que el cliente no tenía sino que contestar «no» a todo, excepción hecha de su propia identidad. Allí me encaminé una mañana portando mi toga y en taxi, como un señor. Nada más llegar me encuentro con un espacio minúsculo atiborrado de gente y donde mi toga se interpretaba como un exceso, debido quizás a que a continuación, y sin tiempo para cambiarme, tuviese que acudir a una fiesta de disfraces. Bueno, pensé yo, no deben estar acostumbrados a la presencia de abogados de tanta relevancia.

En ese momento se me presentó «el cliente». Hombre enjuto, de regular carácter, de procedencia -que no realidad- humilde, y «gallego enxebre» que dicen por mi, por razones de todo típico y además íntimas, queridísima región. Me dije yo: «…cliente nada expresivo, que sólo tiene que negar todo…y gallego. De aquí salgo como Perry Mason por lo menos». Empieza el acto y Su Señoría le pide que confiese llamarse fulano de tal. Contesta con reservas pero correcto, y medito para mis adentros: «ya está hecho, ahora a negar, cañita en Marcelo Usera y a casa a comer». Siguiente pregunta: «confiese ser cierto que le debe tal cantidad al demandante». Contestación: «sí».  Se me fue la pinza, creí que lo agredía y fui severamente amonestado. No me digáis que no es mala suerte, me había tocado un gallego, quizás el único en el mundo, metepatas. Todavía me acuerdo de su nombre y del de sus familiares.

Bueno, con la Botella es igual. Lo peor de los enchufados es que siempre acaban creyéndose que de enchufe nada, que ellos se lo merecen, y que si su marido era Presidente del Gobierno y el alcalde un pelota del citado, no es sino casualidad. El caso es que en la terrible tragedia de las cinco chicas, que todavía me tiene fuera de mí, ha sucedido igual que con el gallego de Carabanchel.

Ya expuse mi opinión de que en la tragedia el Ayuntamiento no es que éste fuera el responsable, sino que era el principal, y a excepción de lo penal, cosa que no es opinable sin conocer los detalles, tiene la culposa y la directa por funcionamiento normal o anormal del servicio público, esto es, las tres. En éstas va la santa de Jose Mari y dice que a ella que la registren, que de responsabilidad nada de nada. Y poco después va y ¡¡¡zás!!! pide perdón por haber permitido el acto. La pregunta es obvia: si no es responsable de nada ¿por qué pide perdón? Si soy su abogado no es que me amonesten, es que me expulsan de España.

Para saber algo de la materia recomiendo la lectura de un artículo que ha publicado un compañero, y sin embargo amigo, en la «revista jurídica de Castilla-León» correspondiente al mes de mayo de 2008, que se llama «El ámbito objetivo de la responsabilidad patrimonial de la Administración por funcionamiento normal, con especial mención al Servicio Sanitario.» A destacar al epígrafe «funcionamiento normal por actividad de riesgo desencadenado o incrementado por la Administración», pág 121. Es una introducción a su futura tesis doctoral que, por cierto, dirige el peor catedrático de España y occidente cristiano. Espero y confío, porque el cátedro además tiene malas pulgas, en que se acaben peleando y que el chico, que es joven, pueda rehacer su vida (en este aspecto, porque en el otro no la puede tener mejor).

Volviendo a los enchufes. Jose Mari fue un presidente mediocre muy beneficiado porque su sucesor tenía el encefalograma plano. Era un vegetal sin necesidad de riego. Ahora, con el regalito que nos dejó, uno más. El regalo le hace alcanzar la cumbre del desastre.

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2 respuestas a La metepatas de la Botella

  1. lucior dijo:

    Es un asunto absolutamente lamentable. Desde un principio me pareció fuera de lugar la declaración de la Sra. Botella de que se personarían como acusación particular. La mejor interpretación es la de que alguien de dentro la informó mal o la engañó. Los cortafuegos en forma de dimisiones ya llegan ahora al Vicealcalde ¿No se ha dicho siempre primer Teniente?. Cuando este dimita las aguas llegarán a……
    Es terrible la cara demacrada y de sufrimiento que se la ha puesto de repente a la Alcaldesa.
    Esto no va a acabar bien para nadie, pero sobre todo para las pobres chicas fallecidas y sus familias. Les acompaño en el sentimiento.

  2. asun dijo:

    Veo q los comentarios cada vez son mas extensos y sarcásticos y ya empieza a pensar q los recortes se sobrepasan. Con las tasas nos iremos todos los d justicia al paro ya q nadie pondrá un recurso. Bueno, q sepa q mi juez es compañero de promoción d Vietes, con lo cual no puedo hablar mal de él. Echo un poco d menos TSJ, pero solo lo justo. Saludos para todos

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