Los Juegos Olímpicos están pasando de la naftalina a la simple caspa. Para mayor coherencia los debían transmitir en blanco y negro. La razón es sencilla: de todas las burocracias asfixiantes ninguna admite comparación con el deporte. Se llevan una pasta impresionante por no hacer absolutamente nada sin  importarles si la cuestión exige hacer diabluras con las ideologías. Como ejemplo básico Samaranch del que nadie puede recordar trabajo de ninguna clase y que pasó del falangismo a Ciu sin despeinarse. Él no se despeinaba nunca.

Los Juegos han pasado de lo que tenían que ser, natación y atletismo con cualquier cosilla  màs a disputar deportes rarísimos y aburridísimos porque implican más federaciones, más pasta, más burócratas del género parásito y más tinglado en general. Personalmente me fascina, es mi asombro por todos los personajes pícaros, cómo observan con sus trajes y corbatas la imposición de medallas. ¿ Se imagina alguien a Tony Leblanc imponiendo una medalla? Sería maravilloso.

Como se puede comprobar por mi currículo novelado que consta en la página, tuve un cargo deportivo durante un breve período. Las cosas que ví fueron inenarrables. Un juzgado es, en comparación, el sanatorio de Molokai, la isla de los leprosos. En cierta ocasión tenía que recibir declaración a un reputado Presidente y a un delantero rompedor. Sabía que mentirían como bellacos y dispuse que esperaran en la misma salita tomándome las cosas con calma. Cuando los saqué, famélicos – eran las tres-, del obligado  remojo, no es que se hubieran casado, que entonces estas cosas no se llevaban, es que  ! se habían fichado ¡ Así acabó todo si bien el idilio no duró mucho.

Propugno que el recorte alcance a los Juegos o que se sigan expandiendo pero a nuestro favor. Sugiero que los lectores aporten ideas que nos beneficien. Ahí va la primera : asaltos a supermercados por motivos ideológicos. Nos llevamos hasta la medalla de la Virgen del Carmen.