El carnaval de Barcelona

Como todos sabeis en Barcelona han adelantado el carnaval celebrando una procesión laica, como es propio, en la que se repetía mil veces lo mismo, algo impropio de la celebración pero bastante normal en quienes, además de otra cosa, son por lo general sositos.

Su repetida consigna es la de que se han judicializado los asuntos políticos de tal manera que cada uno debería permanecer en su propia esfera.

Olvidan los barretinos que algo así sucedía hasta las semifinales del tan denostado franquismo donde se excluían del conocimiento de los jueces » los actos políticos o de gobierno». Costó años que es Tribunal Supremo, con la singular velocidad de elefantes que imprime a sus acciones, fuera acotando los conceptos hasta hacerlos casi desaparecer,  y más tarde se suprimieron en una ya lejana reforma legal. Bueno, pues ahora los estelados los quieren resucitar.

En suma que lo que combaten es la propia esencia de esa abstracción tan de moda como es el «Estado de Derecho», o sea, la plena posibilidad de enjuiciar los actos públicos. Son nazis y cada vez lo disimulan menos.

Los socialistas, por su parte, continúan profundizando en el caos. A este paso van a conseguir que cada militante, o votante, o lo que sean, perezcan a dos o tres alas del partido. Unos serán progresistas, otros de izquierda antigua o moderna, los más simplemente unídos y algunos de la gestora y de la revolución.

Y cuando estábamos tan tranquilos llega el tontaina de Rivera y dice que procede del Cádiz de 1812. Lo que nos faltaba, ha llegado la pedantería disfrazada de emulaciones históricas. La tontería es descomunal pero ofrece un filón inacabable. Puede salir un majadero de las guerras púnicas o de la batalla de Trafalgar por no hablar de numantinos o los últimos de Filipinas. Los unos y los otros se alimentan de la ignorancia pues nadie se va a leer la Constitución del 12 para saber en qué se parece al Ribera o al periodista pedantón.

Por último, el país debe ir muy bien como lo demuestra la carencia de noticias. Los telediarios son un corta y pega donde a lo largo del día se repiten mil veces las mismas noticias. Ahí tienen al pobre jugador de fútbol cuyo tumor testicular ha sido repetido hasta la náusea invadiendo, en mi opinión, el más mínimo respeto por la intimidad.

Y ya que estamos en el fútbol. Aveliño Caballero ha sido un tonto muy votado, lo que suele implicar que es aún más tonto. pero tanto como inventar una conspiración del Madrid para justificar una medida que posiblemente fuera razonable, es demasiado. Creerá el majadero que eso redunda en su popularidad pero nadie sabe en cuál, si la de alcalde, la de socialista, o la de tonto.

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