Vivimos época de invasión de las cláusulas. Que si las de suelo, que si las de resolución de contratos de los jugadores de fútbol, que si patatín que si patatán, todo es una cláusula.
Llegada es la hora que sobre unas cosas y otras la Guinda emita su modesta opinión aunque, a la vista de lo visto, no parezca tan modesta.
Estoy radicalmente en contra de lo aparecido sobre las cláusulas suelo de los préstamos bancarios sean estos en forma de hipoteca o de cualquier otra clase. En primer lugar son cláusulas pactadas entre dos personas mayores de edad y, al menos teóricamente, en pleno uso de sus facultades mentales cualquiera que fuese la magnitud de dichas facultades. Así, por lo menos, lo acredita el fedatario público interviniente. Esto de que, de pronto, un burócrata europeo español o extranjero, no se sabe cuál es peor, diga que de eso nada, que uno abusó del otro, y se cargue las operaciones financieras, es, como poco, un cachondeo.
El futuro es claro. O bien no habrá préstamos o serán más caros. Además lo de considerar a los bancos como tigres a la caza de conejitos es una gran mentira. Los bancos tienen un capital sumamente diseminado, más que otras entidades, y, a la postre, toda inversión masiva, como los seguros o las pensiones están cimentadas en acciones bancarias. Es decir, que si pierden los bancos perdemos todos. Lo demás es satisfacer la envidia a base de tiros en los propio pies.
Y de una cláusula a otra. Lo dije hace mucho pero resulta escandaloso que los clubs de fútbol impongan cláusulas para proteger a los jugadores de posibles traspasos. Bueno, lo que mueve a escándalo es que esas cláusulas no tributen a 0,5% por el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados más aún cuando no están sujetas a otro tributo. Se trata de una formalización documental de un hecho «evaluable económicamente» como dice la ley. De cumplir con ésta se acabaría la coña de jugar con la rescisión. Lo que yo digo, mira que quejarse de Montoro si cuando accede a la presión es como un santito con gafas.
Por último, me parto de risa con la pillería de los burócratas del PSOE que han birlado los décimos del gordo que, supuestamente, les habían regalado para repartirlos entre los trabajadores. Ya es tener mala suerte que les haya tocado el gordo. Que tengan cuidado porque no se lo van a perdonar y si se lo perdonan ellos/ellas ya habrá esposas/esposos que más de un susto les van a propinar. Yo no dejaría de mirar para atrás mientras camino.
Sobre este punto haré un apunte medio jurídico. La jurisprudencia tiene más de un precedente sobre el caso de personas que, en caso de premios de lotería, han negado que se tratase de un décimo compartido con un tercero al que habían dicho » hombre no sabía nada sobre la lotería, lo habrás soñado» El Supremo, que de tonto tiene lo justo, o sea, nada, ha dicho que si le queda probado por manifestación de tercero o conductas manirrotas, que hubo premio y que era compartido, tocaba pagar fuera cuando fuese. O sea que se anden con cuidado los pillines que ahora mismo estarán manipulando la cosa diciendo que el regalo era sólo para ellos. Aunque no se lo crean la gente no es gilipollas. O, bueno, no lo es mayoritariamente. He dicho.