Corren nuevos tiempos. Hay, para empezar, dos acontecimientos significativos que van a marcar la historia. El primero es el de Colombia donde un país, al menos su representación oficial, ha decidido rendirse a una guerrilla criminal, autora de centenares de miles de muertes sin discriminación de clases sociales y mientras el país mantenía garantías democráticas formales. En España la situación es idéntica y la mayoría de los ciudadanos optaron por no rendirse a la ETA. Después de Franco se les dio la amnistía pero nadie propuso que se les hiciera Abogados del Estado.
El segundo es Siria. Es imposible no sentir alegría por el final de los bombardeos, aunque dicho final no parezca sino temporal, pero la idea de ver a Assad y Rusia como nuevos triunfadores supera los límites de la repugnancia. Nadie sabe qué sucederá pero lo que es segura es la desaparición de cualquier vestigio de civilización y tampoco es segura la ausencia de alternativa. Los rusos dicen que todos los opositores eran del DAES pero eso puede ser verdad o no. Lo cierto es que estaban contra los rusos y con eso basta. Los americanos se han pasado el lío masticando chicle mientas jugaban al rugby.
Al fondo de todo está la palabra paz. Sirve para todo y nadie la discute. La pronuncian a cada momento, en el caso de Colombia me consta de forma fehaciente, y nadie sabe lo que quiere decir. Hasta el Papa peronista que padecemos – no como feligrés que no lo soy – está siempre con la «pace» que lo mismo le sirve para un roto que para un descosido.
En la parte nacional también los tiempos son nuevos. El PP se ha dado cuenta de que en España lo que mola son las políticas socialistas. Todos los gastos se satisfacen con cargo a préstamos y el que venga detrás que arree. A los ingresos se les da un toque social subiendo impuestos a los ricos o los viciosos. No recapacita , o sí lo hace, que al sistema impositivo le es indiferente la condición moral de sus víctimas y que juega como caja de resonancia del sistema económico. En su obsesión por parecer más socialista que nadie han resucitado la tasa por el uso de los cajeros automáticos, algo que los Tribunales de Justicia habían considerado ya carente de hecho imponible y por tanto inconstitucional. Qué más dá.
Un toque, por último, al mundo de la frivolidad. Los deportes, de la mano de Florentino, hace mucho que son, principal y casi únicamente, un desfile de modelos. Se trata de que el maniquí de Cristiano aparezca continuamente ante los periodistas. Hace mucho que no juega ni un pimiento pero esto no le importa a nadie. Es el capital de Floro, que es quien con sus empresas avala los préstamos que lo sostienen, quien manda sobre el tontaina del francés y no permite cambiarlo haga lo que haga.
Por cierto, la nueva tecnología en el fútbol, al menos en su aplicación a todo tipo de jugadas discutibles, es una gilipollez inventada por los periodistas en su afán por convertirse en jueces permanentes. Qué manía por dictar sentencias con lo aburridas que resultan.
Un toque final para mandar un emocionado abrazo a mi amigo Carlos a quien me referí guindas atrás como víctima de un yuyo que le tiene en Sevilla en pleno proceso de recuperación. Ayer en la comida navideña de mi grupo excursionista, a la que nunca faltaba, se le tributó un más que emotivo homenaje por parte de casi treinta personas. Un abrazo y ni se te ocurra volver a faltar.