Llegó el Comandante y mandó parar. Así era la canción de la Cuba de los Castro para simbolizar el carácter de su Revolución, mafiosa diría yo, con respecto al régimen precedente que, por supuesto, era mucho más evolucionada que la dictadura canalla que ha perdurado a lo largo de casi sesenta años…..por ahora.
Aquí ha pasado lo mismo. Un traidor profesional estaba pactando el fin de la nación con los más patibularios del corral, gente que además querían cerrarlo. Como era lógico se ha rebelado el Ibex 35 que es como llaman ellos a lo que antes era el «stablisment» y la rebelión le ha mandado a hacer puñetas, cuestión a la que se dedica con ahínco por los pueblos de España antes de descubrir que están vacíos tanto de habitantes como de sentimientos hacia su persona . Si recapacitan sobre la persona de quien se trata es sólo por su estatura.
Personalmente creo que, al haber pasado tanto tiempo, compensaban las nuevas elecciones aunque sólo fuera para ver su decadencia ….y la de su chulería. Deberían quedar con un solo diputado a quien tendríamos que declarar especie protegida para que no se nos olvide lo que nos han hecho.
Tratando de eludir un tema tan aburrido dejo constancia de cómo funciona el tinglado judicial donde, por decirlo de alguna manera, todo vale. Ya dijimos que sus órganos de vigilancia se dedican principalmente a vigilar a los ciudadanos y no, como podía pensarse, para el control de los jueces. El último de los casos me tiene estupefacto.
Resulta que las periodistas Tania Hirsch y Alba Martín han publicado una suerte de informe en el Confidencial del día 15 pasado donde dan cuenta de que el presidente de determinado Tribunal se niega a ejecutar sus propias sentencias cuando contienen derechos de los particulares. No hace falta deciros que existen tropecientas mil leyes que obligan a lo contrario y que la prevaricación es una broma al lado de esto. Al margen de que haya sido publicado, me consta que el Consejo lo conoce y que no hace absolutamente NADA porque dicen que no se ha efectuado denuncia por parte de los afectados. El corporativismo en su versión más rancia.
Nos queda el fútbol. En el Madrid los jugadores se han dado ya cuenta de que Zidane no es nadie salvo el recadero del jefe Florentino y que para eso no merece la pena correr por los campos de Dios. Un día corren un poquito y al siguiente nada y al que le guste bien y si no también. Lo importante son las fotos y los ha puesto a todos a fotografiarse constantemente con evidente perjuicio de sus retinas. Claro que, para lo que se ve, quizás no merezca la pena.