Todo conduce a lo mismo

El Brexit, el fútbol y las elecciones han concluido de forma parecida. Se trata del triunfo de una reciente línea de mediocridad que ha conseguido traspasar la barrera de la indiferencia para incrustarse en lo moderno que más de moda. La única ventaja es la falta de solidez de los triunfadores que, de esta manera, al día siguiente de ganar nos tiene a todos anhelantes del momento en que se irán a hacer puñetas.

El Brexit es una gilipollez por muy temprano que se levanten que dicen en mi tierra. La entrada o la salida de la UE no s sino un contrato jurídico que se firma o se tira sin mayores problemas excepto, como los niños, por el trabajo que dan. Ahora el niño no quiere ir al cole y ha convencido a parte de la familia. Mañana querrá volver porque allí se juega a muchas cosas. Si al cole le viene bien lo volverán a admitir y todos s jugar otra vez. Estas cosas las descubrió el bigotes alemán que, cuando se cansó de hablar, para lo que no estaba muy preparado, se montó un picnic en Dantzig y se puso a matar a diestro y siniestro durante casi cinco años.

El final está escrito. Ahora mismo, lo estoy oyendo, las diferencias de todas las cotizaciones son medianas y, si no sucede nada del otro mundo, en un par de meses todo arreglado. Todo el personal está convencido de que los nuevos acuerdos serán muy parecidos a los anteriores, que la emigración también será similar y que los ingleses seguirán yendo y viniendo de todos lados, eso sí, con un escocés bajo el brazo por si les entra la sed.

De las elecciones en España puedo decir sino más de lo mismo. Aquí lo dominan todo unos individuos que, para su beneficio personal, estarán siempre provocando elecciones aunque destrocen la vida nacional. No y mil veces no o sólo los aceptaré si se regeneran son simples excusas para seguir en el candelabro dale que te pego siempre que haya periodistas majaderos que les pongan la alcachofa delante. De acuerdo que ahora la cosa es aún más vergonzosa pues las cifras son cantonas pero, al cabo, les da lo mismo.

El futuro es negro y me pace difícil que se gobierne con estos dos idiotas. La única esperanza es que echaran a alguno pero a Susanita la de ratón le ha pasado lo que vaticiné hace mucho, esto es, se le ha pasado el arroz antes de ponerlo al fuego. Qué desgracia su derrota.

Con el fútbol pasa igual si bien aquí era más predecible. Después del Mundial de Brasil, que debió acabar con Del Bosque en el exilio, el hundimiento era un pronóstico seguro. Los jugadores se habían agotado, corrían menos y trataban de jugar de la misma forma, presionando mucho, corriendo más y con la precisión olvidada. El míster no se daba cuenta, renunció a cambiarlos y a darles un sistema más flexible. El final estaba cantado y el equipo italiano, que había acometido las «eeformas» nos dio un baño que nos va a servir para los calores hasta que llegue al refrescante otoño. Como Del Bosque me cae bien y tenemos la misma edad le ofrezco mis viajes, mis tertulias y un par de obras que avanzan lentamente y nos pueden dar juego………………….. hasta que todo termine.

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