En épocas electorales ya se sabe. El Estado padece la droga de las prisas y todos arriman el ascua a su sardina al grito, popularizado en los sesenta entre los de Podemos de aquellos tiempos, de » pidamos lo imposible » y corren con presteza a sacar lo que pueden. Empiezan por separar el Estado de los ciudadanos de tal forma que sacarle pasta al de arriba no es tocarla a los de abajo olvidando algo tan elemental como es que aquí y ahora la pasta o es de los currantes de tal manera que o la dan éstos o, lo que es más frecuente, se la prestan y la pagamos todos en los impuestos o los precios.
Viene esto a propósito de lo que sucede en llamativos supuestos y lo que nos tememos que sucederá en los próximos días. El primer caso ha sido la tragedia del Nepal. El Gobierno, sin duda asustado por lo que se le venía encima, ha decidido que en época electoral es una especie de compañía de seguros que cubre las necesidades de los votantes allá donde estén y eso incluye la cordillera más alta del mundo situada a miles de kilómetros.
Pase, no sin ciertos reparos, pero pase que las fuerzas que pagamos todos se desplacen al otro lado del mundo, con medios que seguimos pagando los mismos, para intentar localizar a quienes han desaparecido víctimas de un terremoto especialmente dantesco y eso más allá de que el viaje inicial se hiciera para satisfacer propósitos de placer de los afectados. Se ha puesto a trabajar, denodadamente, hasta a los diplomáticos encabezados por su jefe que, dicho sea, no merece en esta ocasión sino alabanzas.
Sin embargo, y como hace días advertíamos, iba a ser difícil, ha resultado imposible, evitar que la ocasión no fuese aprovechada para arremeter contra el PP apropósito de que el Pisuerga pasaba, qué casualidad, por Valladolid y hete aquí que una supuesta plataforma de familiares de víctimas se tira en brazos de las televisiones de izquierda y salta con una enérgica protesta » por falta de información «.
A ver si nos enteramos. Después de señalar las anteriores circunstancias la culpa de que no se pueda informar sobre personas desaparecidas ¡¡¡ la tiene el Gobierno ¡¡¡. Por mucho respeto que se tenga al legítimo dolor de los familiares no estaría de más manifestar que en las situaciones difíciles es cuando se ponen de relieve los comportamientos más ejemplares.
Después, en un plano infinitamente más frívolo, está lo del fútbol. Aquí la cosa es mucho más fácil de explicar. Un tío que recibe dinero público dice que a él las cuentas no se las mira nadie….ni de reojo. Otros cuantos analfabetos injustamente enriquecidos con parte del dinero común- no se olvide que los clubs sobreviven porque no pagan ni a Hacienda ni a la Seguridad Social- quieren además no pagar la Renta camuflándola aún más con el Impuesto de Sociedades . Los dos montan una huelga por aquello de ser el opio del pueblo e influir supuestamente en las decisiones electorales. De esta manera la cosa la pagarán los mismos que se toman el opio. Qué barbaridad.
Lo peor del asunto es su esquema teórico. Los analfabetos trincones han llegado a la sabia conclusión de que no hay estado democrático sino «participativo» en el que las leyes no se pueden adoptar sin la consulta a los privilegiados que disfrutan de la ley anterior. El colmo, pues a este paso veo asambleas en las cárceles discutiendo de forma «participada» las reformas del régimen penitenciario, incluso llamando, si fuera preciso, a los futuros delincuentes para que «participen » en las reformas del Código Penal.
Por último, deseo protestar públicamente por las imputaciones que se hacen al Madrid de jugar mal contra la Juve y el Valencia. Al contrario de lo que sucede con sus adversarios en las dos competiciones al Madrid se le obliga, ignoro cuál es la razón, a jugar sin entrenador y con una enorme lista de inútiles, por ejemplo, Casillas, Arbeloa, Coentrao, Bale y Benzema. Y encima quieren que jueguen bien.