Hoy la cosa iba de completa felicidad. La idea de jubilarme ha tomado cuerpo y el cúmulo de sensaciones positivas casi no cabe dentro de mí. Entre pitos y flautas son cincuenta años de trabajo de los que más de cuarenta los ha ocupado la función pública. Creo llegada la hora de compartir con diversas personas, en plural y en singular, las muchas ganas que tengo de divertirme aprovechando que, como decía Tony Leblanc, estoy hecho un mulo. No pienso llegar currando ni a Semana Santa.
En estas andaba cuando he recibido dos malísimas noticias de la clase que cabe imaginar. Primero, un montañero legendario de Arenas de San Pedro, Faustino García Fraile persona de mi edad a la que hace mucho tiempo que no veía pero que estará para siempre grabado en mi memoria. Aventurero, escalador, poeta y personaje mítico en muchos otros terrenos incluyendo lances que podríamos denominar de «capa y espada «. Descanse en paz quien tanta admiración causó entre tanta gente y debo citar otra vez al Maestro Enterría por el afecto que le profesaba.
El segundo fue el Ilmo.Sr. D. Emilio Aragonés Beltrán, Magistrado con sede en Barcelona. Es la primera vez que cito a un compañero con el tratamiento que le corresponde pero es que era de verdad ilustre en grado máximo. De todos los que he conocido en el peregrinaje judicial nadie como él aunó semejante dosis de sabiduría y sentido común. Cuando ingresé me obsequió con su espléndida generosidad y me enseñó el oficio sin las ataduras de la especulación teórica. Supe de su fatal enfermedad hace unos días y desde entonces he venido sufriendo el previsible final. Mi agradecido recuerdo.
Al hilo de estos aconteceres lanzo una primera reflexión acerca de mi experiencia profesional. La judicatura no tendrá arreglo hasta que algunos reaccionen contra el panorama de la máxima injusticia que supone la sobreabundancia de Magistrados donde no hay trabajo y la dramática escasez donde hacen falta. Es pavorosa la realidad de unos juzgados de familia donde se cita para la vista de medidas provisionales de divorcio ¡¡¡ con cinco meses ¡¡¡ y sin importar que vivan, es un decir, bajo el mismo techo. Sufro indirectamente un caso así y me hierve la sangre no sólo por la pareja sino por los dos niños de dos y cinco años ¡¡ y encima la Magistrada corre a cargo de dos juzgados ¡¡. Se podría decir lo mismo de instancias mercantiles, sociales y en algún caso penales, pero de todo esto los políticos …..ni palabra.
En fin, hoy me he reconciliado con Benzema, lo que dice mucho de mi capacidad de perdón, pero el gol de esta mañana ha sido una obra de arte y uno, para estas cosas, es un artista. Pasemos por alto el partido de Copa porque no quiero amargar más la jornada.
Estimado Alfonso,
Soy Nacho Aragonés, el hijo de Emilio. Tus sinceras palabras sobre mi padre nos han emocionado tanto a mi madre Nanda como a mí. Aunque por mi parte no hemos tenido la ocasión de conocernos, en numerosas ocasiones he escuchado citar tu nombre en casa por mis padres. Emilio tenía un gran aprecio por tu persona y aptitud profesional.
¡Te agradecemos muy sinceramente tu comentarios y te deseamos una feliz jubilación!
Saludos cordiales,
Estimado Alfonso y Nacho:
Acabo de regresar de unas jornadas de Inspección de Tributos Locales que se celebraron en Burgos y en las que me enteré del fallecimiento de D. Emilio Aragonés Beltrán (q.e.d.), sentí enormemente la noticia porque apreciaba muchísimo a D. Emilio. Y hoy en tu blog observo que fue hace más de un año ya.
Tan sólo quería decir que aprendí muchísimo de D. Emilio en los cursos de Tributos locales que organizaba Dª. Ángela Acín en Barcelona y que aunque a él no se lo puede decir en persona, lo consideraba un auténtico maestro.
Todos los que nos dedicamos a los Tributos Locales lo echaremos mucho de menos, los funcionarios y también los contribuyentes, que pudieron beneficiarse de las correctas, sensatas y avanzadas sentencias de D. Emilio que han marcado el rumbo de muchos tribunales y muchas haciendas locales españolas.
Descanse en paz D. Emilio.
Estimado Antonio,
¡Te agradezco tus expresivas palabras!. Mi padre os tenía a todos los participantes en sus ponencias una estima especial, así como una pasión por los tributos locales.
Alfonso: Muchas gracias por reenviarme el mensaje de Antonio