Verdaderamente es para estar estupefacto lo que está pasando con la reforma constitucional. De pronto, sin comerlo ni beberlo, ha pasado a ser lo más importante del mundo y si ya era extraño lo que sucedía hace dos meses en los que ni siquiera se daban pistas de por donde iba ahora que se dan, aunque sean mínimas, la cosa no deja de ser sorprendente.
Resulta que admitir que la sucesión recaiga en la mujer de más edad, modificar el Senado o que las competencias estén más claras, en un sentido o en otro porque eso no se sabe, es lo más importante que nos puede suceder. Realmente salgo poco, y menos con el frío que hace, pero no me imagino yo que las tabernas hayan cambiado sus conversaciones de Messi y Ronaldo por las sutilezas del art. 135 de la CE. Casi treinta años con el texto y yo con estos pelos. Daré un par de pistas.
Todo lo hacen por calmar a la burocracia cleptómana del Noreste y, por supuesto, y en esto les doy la razón, a ellos la reforma les importa menos que a las tertulias de taberna. Ellos están a otro negoci que no consiste en la independencia sino en algo mucho más lucrativo, la independencia pagada por los demás. No creo que nadie se imagine una manifestación de alabanza a los poderes por haber reformado la función equis del Senado. Vamos, para partirse de risa.
Lo que está sucediendo es otra cosa. Un grupo de catedráticos ha olido que en este tinglado hay mucho dinero y se han tirado a él como hienas. Hablan con toda la naturalidad de la «inevitable» reforma constitucional, tan inevitable como su propia condición de supuestos «expertos». Nadie sabe dónde han adquirido la experiencia porque aquí lo dudo. A esto se añaden algunos periodistas que abanderan los nuevos tiempos y lo demás son contratos, dictámenes que, previo pago de su importe, nutren papeleras, etc…etc. El Psoe, que no sabe qué vender ya, se suma a la algarabía y tutti contenti. En fin, consiguen ser casta y, de paso, se llevan la pasta. El futuro ratificará lo que digo.
Entrando en el terreno frívolo tengo un cabreo de no te menees. Resulta que soy un ferviente censor de Florentino y de la antigua Iberia, la de los aeroplanos. Sin embargo, Floren le ha echado lo que tenía que echarle y ha expulsado de la grada a diecisiete indeseable que se pasaban el dia profiriendo insultos. Bien es cierto que quizás lo haya hecho un minuto antes de sufrir una sanción de órdago pero ahí queda el saludable gesto. Podía aprender el de los Cerezos que, al fin y al cabo, el asesino o asesinos se había criado en sus lares. El niño Gil algo ha dicho pero da toda la impresión que están esperando a que pase la marea y se olvide.
Lo del Depor es peor. Allí están todos pringados y que se ande con cuidado el Presidente que, por haber hecho algo, se la está jugando.
Yo vi un documental muy antiguo – de los sesenta- de Iberia, no se si lo he contado, donde el narrador, después de alabar la belleza de sus azafatas, decía que, incluso, sabían idiomas. Bueno, pues al final ha llegado el inglés y ha puesto a todos en su sitio cargándose una empresa vetusta que iba derechita a la ruina gracias a la banda mafiosa que la dirigía. La acción se ha cuadruplicado y mi hijo, que viaja por el curro con mucha frecuencia a USA, me dice que no hay nada comparable ni en comodidad ni en eficacia ni en amabilidad…..¡¡¡ y va en turista ¡¡¡¡