Hay que ver cómo se han puesto los confesionarios. Como sabréis toda la casta se dedica a pedir perdón y no hay quien se acerque por allí. Está uno en pleno recogimiento y, zas, te topas con Mariano o con la Fugitiva. Por cierto, ésta entre sus conflictos con los guardias y sus andanzas con Granados va a tenerse que poner un quiosco de perdones en casa.
En fin, cada uno puede pensar lo que quiera pero yo opino que lo de Granados lo sabía desde el principio porque se lo dijeron de pe a pa. Tiene un morro que lo pisa. A ver si de una vez, en lugar de tanto perdón y tanta leche, admiten su responsabilidad y se van a la puñetera calle. No es tan necesario que sigan chuleándose del personal que van a dejar el país hecho unos zorros. Al final tendrán menos votos que Landelino que, por lo menos, era y es una persona buena y decente.
Por cierto, hablando de confesiones, contaré un par de sucedidos. De pequeño tenía un confesor en la iglesia de los Oblatos en la calle Diego de León de Madrid. El cura era muy mayor, supongo que moriría hace mucho tiempo, y completamente sordo. Su contribución al sacramento de la penitencia vino, sin embargo, por otra vía que tenía más que ver con las comunicaciones. Ahí donde lo veis inventó la tarifa plana del pecado. Cinco padrenuestros hicieras lo que hicieras y arreglado. La demanda le desbordaba y yo me imagino a los que yo me sé :» padre, cinco prevaricaciones, dos tráficos de influencias y tres cohechos esta semana» » pues nada hijo a pedir perdón y los cinco padrenuestros de siempre » «padre, que se me olvidaba, me he fugado de la policía » » eso te lo convalido y, ala, a portarse bien «. Lástima que se muriera.
Con los años tuve otro ejemplar. Se trataba de un psicópata jesuita que te obligaba a fustigarte con una cadena que te comprabas en determinada ferretería, sin que nunca pudiera probarse que iba a comisión. Este salvaje decía aquello de que cuando sacáramos a bailar a una chica recordáramos que entre su cuerpo y el tuyo tenía que caber la llama del infierno, ignorando así las técnicas más en boga del frenazo mediante el sutil juego de codos y muñecas. Por último, durante unos ejercicios espirituales nos demostró que tenía un fichero personal de pecados – puro precursor de la informática-, no estoy de coña, y concretamente a mí después de reprocharme, con notoria exageración, mi conducta libertina y tras consultar los datos de la ficha me espetó ¡¡¡ cómo te has atrevido ¡¡¡ ¡¡¡ habiendo tenido un padre en la División Azul ¡¡¡ . Menos mal que Muñoz Grandes ya había muerto que si no me busca un lío.
A otra cosa de aparente mayor seriedad. Catalá, ya lo anuncié, es el más reaccionario Ministro de la cosa judicial que la sociedad haya conocido. Ahora se ha apuntado a que el arreglo de los Tribunales consiste en nombrar más jueces como dicen todos que, aparte de ser exponentes de la más enfermiza vagancia, no tienen ni idea de qué va ésto. Ya os contaré, porque todavía no lo sé, quién es el genio judicial que le asesora.
Allí estaba de secretario de Estado un tipo estupendo que era Fernando Román pero es al primero que ha echado a la p calle. Ya me enteraré ya del sucesor material y que se prepare. Hace muchos años suscribí un artículo en El Pais con un compañero y sin embargo amigo – ahora es Magistrado del Supremo – que se llamaba más o menos » Menos jueces y mejores Tribunales » tesis que corroboro. Claro, eso significa menos jueces sustitutos o interinos, menos gratificaciones y todo tipo de prebendas y menos cachondeo que otorgue poder al Consejo. En suma, menos corrupción y……de eso nada monada.