Me disculpareis pero el verano no es buena época para pensar a corto como diría un economista. Enfilo ya la recta final laboral, cinco años si los recortes no hacen lo que les es propio, y algo súbitamente viene a mi memoria la imagen de todas las carreras en las que al final se superpone el rostro del corredor agotado con la de unos tipos que frescamente muestran una pancarta del líquido elemento, o sea, la cocacola, con una incitación a su consumo entre maravillosos cubitos de hielo.
El corredor, en cuanto ve la pancarta, se olvida de su propia existencia y acelera todo lo que las piernas y las drogas le permiten. A mí me pasa lo mismo, aunque en materia de drogas, y salvo estimulantes y cafeína de venta en supermercados, vaya a pelo. La vista de la pancarta tiene además la ventaja de que te desentiendes de los laterales ya te insulten, te escupan, o, incluso, te animen. Sólo tengo ojos para el cartel de Coke y eso me inspira tranquilidad y desprecio progresivo para la realidad más rupestre.
Así andaba yo cuando Florentino me ha sacado de mi merecido sopor. De un golpe se ha quitado a Zidane de encima y ha catapultado a la gloria a dos personajes nefastos ídolos de los cerriles, Hierro y Casillas. El primero fue un buen jugador que como tantos otros exprimió su carrera en plan «a mi la pasta que los arrollo» y, lo que es peor, erigido en filósofo del balompié cuando su cabeza apenas da para expresar asentimiento o rechazo. Casillas igual aunque ahora no puede hablar por lo mucho que cantó en Brasil. Por si fuera poco anuncian la llegada de Raúl con lo que estará en funciones, otra vez, el gang del vestuario.
Se promete una fecunda alianza con Ramos para conseguir que allí, al margen de protestar a los árbitros, nadie de ni chapa, fundamentalmente el cristiano. Un entrenador blandito, los canteranos para los amistosos, Kross para hacer la estatua y enamorar al fondo sur, en su variante masculina y femenina……….y a vivir. El grupo tendrá un portavoz o portavoz, la Carbonero que, entre criatura y criatura, nos contará todo lo que una persona normal callaría. Floren, a ver que hace con el Bernabeu ahora que le han suspendido el proyecto. Tampoco parece que le deba quitar el sueño.
Por mi parte aquí sigo en mi tranquilo diálogo con las gaviotas lanzaroteñas que hoy me han traído noticias de mi amigo Julio Aramberri del que hace algún tiempo que no sabía nada. Según las gaviotas vive en Camboya y allí piensa seguir una buena temporada por lo menos. Que le aproveche y un abrazo para él y los suyos.