Lanzarote y semana de parlanchines

Lanzarote es, en todas las circunstancias y como todos sabeis, mi refugio. Desde hace casi treinta y seis años es raro que no recale por aquí en verano y, en ocasiones, fuera de temporada también. Una pequeña pero entrañable red de amigos y la suerte de que a mis hijos les guste han favorecido que siga viniendo.

El conjunto Fariones es mi paradero natural. Por aquí vagabundeo, y si encima tuviese un WIFI como Dios manda, la felicidad sería completa. Para que se pueda decir que algún defecto tiene, anida por estos pagos una imbécil con pretensiones de mujer fatal que trata de amargarme la vida con una permanente actitud insultante que sólo sirve para su propia descalificación. Me aborda so pretexto de la común amistad con mi amigo Lucrecio, circunstancia que desconozco pero que quizás el aludido debiera atender con más cuidado. La tía es tan tonta que presume de letrada y oculta su verdadera profesión , que antes ejercía con la eficacia que no tiene en la actual. Era comadrona a mucha deshonra según parece. Además tiene una hermana que no le va a la zaga en nada. Ambas sostienen una batalla patética y perdida contra los años……y los kilos que decía el anuncio.

Volvamoa a las cosas amables. Resulta que se ha abierto la veda contra el repugnante dirigente catalán que todos conocemos y a quien en su día todos le hicieron la pelota so pretexto de que era la alternativa «democrática» frente al independentismo. Ahora se encuentran con la figura del bandolero nacionalista de tanto arraigo en nuestra cultura y, por supuesto, el independentismo viento en popa. Qué bocazas son.

Todo esto es lo normal. Lo que ya no lo es tanto es la famosa carta de Margarita Robles. Cuando fui destinado a Barcelona acababa de tener lugar la famosa votación que decidía si el capo iba  o no al banquillo. Yo no participé, aunque fue del Pleno, pero todavía quedaban los rescoldos de la hoguera. Fueron nueve a favor y, no recuerdo muy bien, si cuarenta y uno  o alguno más en contra. La cuestión se respiraba en el seno de la polémica entre el PSOE y CIU por quién se quedaba con la Generalidad. Ganó CIU porque, además, lo quiso Felipe que dejó a Pascual con el culo al aire. Ahora Margarita, que también es de esos personajes que son más cortos que perezosos, decide ajustar cuentas con los ganadores mediante el incalificable y nada profesional discurso del «ya lo decía yo».

Lo que decía era que había perdido como cabeza visible del PSOE en la judicatura, cabeza a la que sacó mucho fruto – más en años posteriores- pero que en aquel momento sólo le sirvió para perder. Aquello ignoro si fue una conspiración política pero la «cartita» sí se puede afirmar que es una salida de pata de banco impropia de una supuesta Magistrada del Tribunal Supremo. Lógicamente no resulta procedente derramar lágrimas de caimancito cuando se pierde y disfrutar de las victorias cuando se gana si ambas circunstancias se deben a la misma razón. ¿ Se cree Margarita que la hicieron del Supremo por su cara bonita, o, lo que es aún más sorprendente, por el mérito y la capacidad ? ¡¡¡¡Vamos anda¡¡¡¡

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