No, no es el título de una novela ni el trailer de una película hard core. Se trata de mi hijo mayor. Resulta que esta mañana le he llevado al aeropuerto Adolfo Suárez con destino al corazón de USA por motivos laborales ( debe estar llegando ),y me ha estado contando una pesadilla que había padecido anoche. Según sus recuerdos una marquesita de medio pelo había decidido ir a un cajero en la quinta avenida dejando el coche plantado. Se presentó la poli de movilidad y, ! zas ! multa al canto. Después discutió y, ! zas ! se fugó derribando una moto del poli y siguiendo perseguida por las calles de Manhattan hasta alcanzar el refugio de su castillo donde se acogió a «sagrado» y allí fue protegida por su guardia pretoriana evitando que la señora fuese detenida al grito de !la señora está en sus aposentos y no se la puede molestar !
A mi hijo le he hecho jurar en arameo que no se lo contará a los yankis porque creerán que se ha vuelto loco con el consiguiente perjuicio para la extraordinaria labor comercial que persigue. No podrá además contestar a centenares de preguntas con las que le acosarán del tenor de ¿cómo se le ocurrió a la Marquesa ir a un cajero en la 5ª avenida cuando hay cientos entre donde se hallaba y su casa?, ¿quién o qué cosa es una Marquesa?, ¿ los siervos que la defendieron de quién cobran ?, ¿han sido fulminantemente destituídos? . Al poli móvil habría que preguntarle ¿cómo, según razona debidamente la Marquesa, no dejó la moto en el parking subterráneo evitando el riesgo de que una aristócrata, pobrecita, se la tuviera que llevar por delante en su legítima fuga hacia el castillo?
Me imagino al yanki recuperándose le la impresión. Conocedor de como se las gastan por allí los agentes de movilidad preguntaría donde está hospitalizada y si la cosa tiene arreglo. Mi hijo, aleccionado por la magnífica educación que le he ido pagando contestará, supongo, que una Marquesa es alguien que puede hacer lo que le venga en gana, más aún si se enfrenta a un plebeyo como es un agente de movilidad. Ellas son así, y pasan de chulapas a la más ramplona chulería en un pis pás. Añadiría mi hijo que esto no ha sucedido, según su sueño, en una tribu zulú, aunque muy cerca.
En esa tribu, según proclaman sus brujos, las leyes son iguales para todos………pero sin aclarar si lo son también para todas.
Otro día, que no está tan cabreado, hablaré de la nueva procesión tipo Juana la Loca, con su cura trabucaire y todo soltando discursos de la Guerra Civil y otro día, ya de buen humor, de las reformas de Gallardón para domesticar, aún más, a los jueces.