La frase, obra del pensador Simeone, ha pasado a ser de uso corriente en el foro. Parece que quiere decir, no lo se muy bien, que no conviene entusiasmarse con el futuro, por bien que vayan las cosas, pues los chavalillos estos de las camisetas de colorines que dan patadas a un balón con el fin de trincar una pasta gansa son propensos a olvidar el afán de cada día.
Sin embargo, ahora se ha generalizado en todos los ámbitos sociales. Mariano dice que cada cosa en su momento y generalmente no aborda en serio problema alguno. Mas emite una amenaza diaria sin prisas pero sin pausa y así casi todos. El único que es diferente es González quien, sabedor de su sentencia a muerte política se ha puesto a despotricar como nunca se imaginó su inventora, la Espe. La cuestión ha llegado a tal extremo de delirio que ahora preconiza la realización y publicación de las famosas balanzas fiscales.
Olvida el regidor madrileño que la propia alusión a las balanzas es un argumento del más puro separatismo. La balanza regional implica admitir que la región es una configuración económica independiente. Por ello, se pongan como se pongan, nunca se podrán hacer sobre una base acordada. La economía no es regional y no consiste en ingresos y gastos geográficos. La economía trata de que unos pongan el dinero, otros la fuerza del trabajo y los demás las regulaciones comerciales más o menos favorables a los distintos sectores. Si en estas condiciones el dinero público tuviera que ir a una sola región pues bienvenido sea porque eso redundaría en el beneficio de todos, hipótesis que en nada choca con la necesaria aportación solidaria gestionada por el Estado.
No nos damos cuenta pero el fenómeno nacionalista es tan perverso que ha ido contaminando hasta las bases del lenguaje. Cuando estas cosas empezaron se hacían sesudas consideraciones sobre sus peligros y ahora nos parecen hasta naturales. No es que González sea un dechado de conocimientos pero un poquito de porfavor que ser tonto o iletrado tampoco es obligatorio.
Partido a partido se nos puede olvidar que hay un campeonato y que el primero lo gana y el último desciende.