Si hay un trabajo sencillo en este mundo ese es el de Ministro de Asuntos Exteriores. Discretito, solo con declaraciones de obviedades y simplezas, viajes por el globo a gastos pagos y a vivir que son dos días. De pronto ha llegado un terremoto que en el Parlamento de la Unión Europea se conocía, porque le atribuían, supongo que injustamente, escasa proclividad a la humildad, como el Gallo Margallo. Este hombre es incorregible. Como el cargo le deja mucho tiempo libre se dedica igual a disponer la financiación autonómica que a dar sabios consejos a los jueces sobre cómo y cuándo deben hacer sus resoluciones. Gracias.
Como ha aclarado que sus manifestaciones son a título particular me permito responderle de igual forma. La diferencia está en que yo lo hago sin aprovecharme de mi cargo y me lee quien quiere y si él no fuese ministro supongo que no le escucharía nadie. Esto también se llama aprovecharse del cargo para fines privados y tiene un nombre que si Rajoy no fuese como es o, mejor, como no es, quizás le debería haber puesto de patitas en la calle.
A todos nos ha dicho que a ver si nos damos más prisita en nuestra labor y que tengamos cuidadito con no perjudicar la marca España, que es algo etéreo de lo que, al parecer, es propietario. Es decir a partir de ahora tenemos la Constitución, las leyes, los Reglamentos, las normas europeas ¡¡ y la marca España ¡¡. Como nadie sabe lo que es esto propongo que antes de dictar Autos o sentencias, incluso Providencias, consultemos a la lumbrera a ver si afecta la famosa Marca. Mi hijo, que aparte de muy listo, como hijo mío, es especialista en marcas porque trabaja en ello, me dice que no sabe a qué se refiere y que no me puede ayudar. Lo que me faltaba.
Naturalmente todo esto lo decía para defender a la infanta y darle duro a mi compañero Castro que es lo que está de moda.
No he leído el Auto ni lo pienso leer. Es más, si lo leyera no expondría mi opinión porque no me parece correcto pero, por encima de todo, puedo comentar la actualidad. En primer lugar no creo que el Auto haya condenado a nadie a la perpetua o a la guillotina. Es una simple forma de investigar una cuestión compleja. Pero las reacciones sí merecen. un comentario. Lo de la Casa Real, que dice que respeta las decisiones judiciales y a continuación se pone de parte del recurso del fiscal que pone a parir, como quizás sea su obligación, dichas decisiones, se comenta por sí solo. Después viene lo de los palmeros de la Corte.
En España la Monarquía suscita un diferente grado de aceptación. Por una parte están los constitucionalistas entre los que, en parte, me encuentro, y que sostienen que la Constitución proclama al Monarca y puntopelota. A esto le buscan varias razones y entre las que cuenta con mayor aceptación, está la de salvador del 23 F olvidándose que llevaba ya siete años en el machito. Por mi parte opino de forma distinta. Franco, desgraciadamente, disfrutaba de una adhesión que para sí querría la imagen del bolivariano. Murió y dejó a la sociedad, no con miedo sino con pánico, sensación que solo se alivió con la designación de su sucesor que, oh casualidad, es el mismísimo rey y a partir de aquí hubo de fabricarse una actitud heroica contra quien lo nombró.
Fuera lo que fuera y, como he dicho, puntopelota. Quizás tuviese la ventaja de hacer coincidir a las dos Españas. Pues bueno.
Los otros monárquicos son los de siempre que actúan, ahora, de palmeros. Son los casposos que se pasaron la vida bajo las faldas del general- y hacían bien porque las hordas milicianas les dieron salvajemente para el pelo- al que lo único que le reprochaban era su falta de clase, es decir, que era poco pijo. Franco, igual de siniestro que de listo, no les hacía caso y les dejaba vivir y conspirar en el Bernabeu, las Ventas o la Feria de Sevilla. Ellos, para darse pote, decían que estaban exiliados en Estoril porque Franco al único que no perdonaba era al papá del «todo por España». Este vivía como Dios el día que descansó y aliviaba sus penas como podía. Murió rico y uno de sus famosos palmeros ha dicho que «murió como rico pero vivió como pobre». El que ha dicho tamaña necedad al único pobre que ha conocido en su vida es a Carpanta en el TBO que le pasaba la institutriz ¿ o era Pulgarcito? esta cabeza mía……………
Para explicarse lo del juez Castro solo hace falta comparar su imagen con la de Urdanga. Antonio es, como la mayoría de los jueces, incluyéndome a mí mismo, un plebeyo y a mucha honra. El otro, el empalmado ( por cierto, ¿lo habrá solucionado?) es además hiperpijo que parece llevar un collarín de forma permanente. La aristocracia, que es lo contrario de la democracia, ha tomado fervorosamente partido por los suyos y yo digo lo que decía la canción que se cantaba por los perjudicados en las horas finales de la madrugada » ……….hay que ver, hay que ver con las infantas, el mal uso que hacían de las plantas……………» Antonio, no tengo ni idea de si has acertado o no …….pero vaya con esta un abrazo.
P.D. Deseo hoy en el plano personal rendir un sentido homenaje a quien ha sido figura señera del montañismo en toda España pero, principalmente, en Madrid y en Avila. Antonio Mohedano ha sido un personaje referente. Su dureza y sus ganas y afición quedarán siempre en la retina de quienes tuvimos la suerte de compartir con él algunas aventuras. Antonio, que goza de buena salud, ha tenido, por razones familiares, que trasladar su residencia a Méjico para continuar allí su obligado retiro. Un emotivo abrazo en mi nombre y en el de nuestros compañeros y el mayor agradecimiento por tu compañía y sabios consejos.
La postdata me parece muy justa y oportuna, y con un punto de dura emoción montañera. Ha sido una lástima no haberle dado una «Última cena» a su paso por Madrid. Parece que no pudo arreglarse. Confío en que tenga en Méjico una vida larga, sana y feliz. Lucior