Los Juegos Olímpicos y pasar por el aro

Han dejado las existencias de jamón en Madrid más secas que un pantano de Almería en el mes de Agosto. Las de cerveza aún las están calculando y las de otros bienes o servicios no se sabe pero a tenor  de la subida de precios la cosa ha debido de ser tremenda.

Me refiero a Pantaleón y sus visitadores del COI en la última excursión  a Madrid. Pero, vamos a ver ¿cómo pretenden que nos den los juegos si en caso contrario se ponen aquí las botas cada cuatro años ? Me imagino a sus nietos dentro de cincuenta años diciendo » esta vez Madrid nos ha encantado, pero la competencia de Altdorf y una aldea brasileña en plena selva es durísima y, además, es una pena que con el paso del tiempo las instalaciones madrileñas estén en la ruina. Bueno, si la cosa sale mal ya volveremos » y, ala, a vivir que son dos días.

El caso es que la idea de que nos los nieguen, para qué decir lo contrario, no solo no me desagrada sino que me produce un cierto gustirrinín. En primer lugar si estoy aquí para verlos y además quiero hacerlo, lo que es bastante más difícil, sería por la tele y mi tele no entiende de distancias geográficas. En segundo término no me pienso presentar a competir en ninguna disciplina. Ha sido todo un trance pero, al cabo, competir por competir es tontería  y mis posibilidades de medalla incluso en los paralímpicos son casi nulas, para qué engañarnos. Es muy complicado como diría una dama, que conocí no ha demasiado, ante mis proposiciones. Yo pensaba en pleno desánimo por el rechazo » si esto me lo dice para un cafe con leche de lo demás ni hablamos » Y aquí sigo, mas solo que la una.

Lo de pasar por el aro es distinto. La expresión creo que se refiere, no lo sé con exactitud, a la conducta de animales presuntamente feroces que en vez de comerse al doamdor como es su obligación se dedican a hacer el gilí saltando por un aro al que, en ocasiones y para más inri, le han prendido fuego. Hay que ser idiota.

Y ahora viene la unión entre ambas circunstancias. Los casposos burócratas que nos doman han decidido que saltemos por el aro y nos pongamos contentísimos con la idea de los juegos, envueltos en la bandera como si todos fuéramos pilotos de Iberia. Nos dicen que ya está casi todo gastado y que, junto al tejano de los casinos va a haber tantos puestos de trabajo que ya podemos ir avisando a los del Africa subsahariana para que vayan haciendo las maletas. «Me voy pa España Abdulah» que estarán diciendo.

Se creen que somos como los leones pero no. Nosotros sabemos que en la historia mundial ningún funcionario ha creado un solo puesto de trabajo. Lo normal es que los destruyan  y que además  pase lo que pase los sigan destruyendo pues lo único que saben hacer es gastar el dinero ajeno para el bien propio mediante el oportuno préstamo de Merkel. Y luego se cabrea Rubalcaba porque no le da más «para el crecimiento»( se supone que de los ERE.) Dejó cinco millones de parados pero que no se preocupe porque Rajoy se ha puesto manos a la obra y la cifra se puede doblar.

El paro se produce por la sencilla razón de que se limita el dinero de las empresas y, lo que es peor, se incrementa el destinado a decisiones burocráticas bajo el señuelo de la palabra mágica en España «lo público» con la consiguiente ineficacia en su asignación para satisfacer necesidades. Lo último es organizar un guateque de muchísimos seres humanos corriendo en el mes de agosto en Madrid. Van a sobrevivir pocos pero allá ellos. Yo, si llego, siestecita y tinto de verano o piscina, o las dos cosas.

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