Los misterios de la semana; Bárcenas y el Rey

Como mis lectores sabéis soy hipocondríaco y a mucha honra. Eso me ha hecho incurrir en el vicio que más detesto, la impuntualidad. Acudo tarde a la cita con vosotros y espero que me sepáis disculpar pues soy víctima de un injustísimo trancazo que anoche me tenía postergado en mayor medida de lo usual. Si hay un doctor entre vosotros y conoce algún remedio modernísimo, que haya salido en la revista Nature, porfa que me lo haga saber. Deben abstenerse los que recomienden la aspirina, paracetamol ( en Italia tiene un nombre muy gracioso, Paracetamolo ) Angiovac, fluflús de nariz o derivados porque todas esas técnicas las domino.

Hablando de médicos. A mí lo del Rey me tiene mosca. No pongo en duda la celebridad del galeno pero, la verdad sea dicha, tampoco es que le hicieran la ola a su entrada en el Bernabeu y por lo demás a la aristocracia siempre la tratan los famosos. Supongo que será con el fin de que, al menor fallo o contratiempo, no se la cargue el que los ha buscado. Así son las burocracias y no parece que vayan a cambiar.

Sin embargo el mosqueo va por otro lado, el tiempo de recuperación. El plazo es dilatadísimo y más parece una condena por infracción de tráfico. Sólo les faltaba haber puesto un día desde el comienzo ( de dos meses y un día a seis meses ). En seis meses úno se repone de una columna de plástico enterita. Hay quien dice que se trata de unas vacaciones condicionales a la espera de ver qué le pase al  yerno, la nena y a la novia. No lo sé pero me produce cierta curiosidad .

El otro misterio es el de Bárcenas y los ordenadores que le robaron  anoche mientras dormía. Para empezar, lo que hay en España es de los españoles o, dicho de otra forma, es sólida la doctrina de que los bienes que se hallan en el puesto de trabajo pertenecen a la empresa, y más aún, cuando su presencia no es ocasional. También es casualidad que un individuo que gana la miseria de 20.000€ al mes se olvide de unos supuestos objetos personales. Pero la pregunta no es ésa sino qué c…… tenían los ordenadores para perseguirlos con tanto ahínco. Como es lógico algo sé pero no estoy autorizado a decirlo. No era nada ni contable ni constitutiva de delito o falta pero si lo coge mi confesor, del que hablé la semana pasada, se está dando con la cadenita en el culo un quinquenio. Me lo imagino con la ficha diciendo «…..Bárcenas, Barcenitas, ¿cómo llevas tu afición?». Claro que como entonces- murió hace mucho- no había e-mail, no se lo podía pasar.

 Bueno, me pongo unas cataplasmas y a descansar que estoy muy malito.

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