Perdonad la heterogeneidad del título que paso a explicar de inmediato. Gallardón y Moliner, cada uno en lo suyo, me están dando las Navidades y Mou se las está dando a medio Madrid y parte del extranjero.
La Administración de la Justicia está manga por hombro desde antes de que yo naciera. Además aquí lo de la independencia y la separación de poderes han importado siempre un pito. Ahora se ponen todos muy dignos porque a los Consejeros del Poder Judicial los van a nombrar los partidos en vez de las asociaciones que, dicho sea de paso, no son sino instrumentos de los partidos. Dicen que las sentencias se van a poner mirando a los «nombradores » para satisfacerlos. Pero, ¿qué pasaba hasta ahora? Pues pasaba que todo era igual y los nombramientos se hacían mientras que Almenar y Margarita jugaban a hacer «deditos». Para disimular de vez en cuando colaban a algún vitorino e, incluso, en tardes liberales, a un no asociado. Pura anécdota.
Lo que sucede es que el 90% de las sentencias no se ven afectadas por la política y que el 90% de los jueces carecen de visión política que entorpezca su labor y además son promocionados por la estricta antigüedad. El resto, Tribunal Supremo y, en parte, la Audiencia Nacional, pues qué quereis que os diga. Hay veces que se hacen pronósticos antes de empezar el partido con escaso margen de error. La única parte positiva del panorama es que entre las tasas y las restricciones a la casación el Supremo va a ser poco más que un vistoso edificio en una plaza muy bonita.
Lo de Gallardón es tremendo……..pero, en general, cuenta con mi voto favorable excepto en la cuantía de las tasas. Bien que mal está intentando reformar una Administración vetusta y hasta casposa. Para eso ha tenido que cabrearse con la APM y, esto es lo peor, echarse en brazos del PSOE que es lo que le mola y satisface a sus jefes de PRISA. Total que, a pesar de las promesas electorales, los Vocales del Consejo vuelven a los partidos sin intermediarios. De ésta a los vitorinos les espera el ostracismo y los no asociados ……..a trabajar. A cambio un Consejo afortunadamente devaluado y la separación de poderes como siempre, o sea, inexistente. Hay que ser majadero para pensar que los partidos iban a permitir un Consejo capaz de ser independiente y con sus actuales funciones. Otro país, vamos. Ahora, que el prócer se ande con cuidado. Por mucho menos le montaron a Esquilache la que le montaron. Nuestra España se basa en privilegios ancestrales que no hay quien toque. Docentes, médicos, pilotos de Iberia y jueces son de la casta superior y no se les tose. El poder de las asociaciones era tanto y tan injustificado que contaban con la minoría de afiliados y la mayoría de promocionados. Cómo no se van a cabrear.
El último brahman, Casillas. A quién se le ocurre mandarle al banquillo siendo icono de los cafres del Bernabéu. Mou acaba de tocarle las narices al depredador de la Castellana pero le pasa lo que a Albertito, que lucha contra los poderes fácticos. ¿Qué diantres -es una forma de hablar propia de los TBO de los sesenta- sabrá un aficionado sobre el portero más idóneo? Eso no obsta a que el portugués sólo persiga que le echen para llevarse la pasta y a Ronaldo a otros lares. Florentino dirá lo que el patrón ese de USA sobre la señora que ha echado del trabajo por «exceso» de apariencia, que le quería tanto como entrenador que no podía tenerlo a su lado.
Por último Moliner y la falta de dignidad que supone que su Excma. Señoría viaje en turista cuando lo paga el dinero de todos. Hay tres tipos de respeto, a saber, el institucional, el profesional y el personal. Moliner es acreedor a los tres. Dicen que gran persona, buen profesional, aunque se dedique a una disciplina menor como es el Derecho Laboral, y lo institucional está fuera de toda duda. Menos en este último aspecto, que comparten los dos, muy diferente a su antecesor, persona de poco relieve, de corte medieval y únicamente explicable por la voluntad de uno de los miembros más torpes del anterior Gabinete, Teresita la Colorines.
Lo peor de la chorrada de Moliner es que no se trata de una metedura de pata fruto de la falta de oficio. Lo peor es que le ha salido el espíritu de la casta. Conozco a muchísimos miembros del Supremo que, sin necesidad de decirlo, piensan como él. La Justicia es muy pero que muy anticuada y sus miembros de cierta jerarquía participan, con independencia de ideologías, de ese espíritu que tan extraño les resulta a los mortales. Lo normal no es la clase Business sino la carroza. Y además, como decía un contertulio esta mañana, ¿quién se cree Moliner que es para que le reconozcan en un avión o en un AVE ? El viajero común de la clase turista, y de las otras, a duras penas sabe qué es el Supremo, no digamos su Presidente. Del Consejo sabe aún menos.
Como colofón, los abogados. Al mando de una Juana de Arco sin mucho respeto por las formas han armado la de San Quintín. Todavía no me he informado en las minucias pero esto huele a gatuperio. Al tiempo.