El asunto del trío de la benzina dará todavía mucho que hablar Si a mí me acusan de violación en Suecia me largo para allá, deshago el entuerto en dos minutos y me doy un garbeo por Estocolmo que no lo conozco y me apetece una barbaridad. Claro que, ayuda mucho, yo no he violado nunca a nadie y me repugna, como poco, lo contrario.
Lo que no haría es refugiarme en la legación de Corea del Norte, es un poner, y manifestar que en USA me tienen rabia, entre otras razones porque, de proceder así, lo de la violación empezaría a oler a chamusquina. Y además, a mí me parecería bien que USA reclamara a quien ha puesto en peligro la seguridad de todos y le aplicara cuantas penas prevea su Código Penal.
Sin embargo, este asunto ha tenido un aspecto jocoso. Nos ha permitido oír una alocución de Garzón ¡¡¡ en inglés!!!. Si con el español no anda muy suelto que se diga, lo del inglés ha sido fantástico, inenarrable. Y todo ello por vulnerar la sagrada regla de la Institución Libre de Enseñanza – que, como es natural, me acabo de inventar- de que por encima de los cuarenta no se puede, salvo grave accidente de salud, ni adelgazar ni aprender inglés.
Lo más lamentable es que el aprendizaje parece que lo pagó el Santander, eso sí, con finalidad estrictamente intelectual y no para agradecer favores de Garzón, que menudo es él. No entiendo, tras oír la alocución, que mi acción en dicha entidad no se haya despeñado……..aún más. Con la mitad del dinero empleado hago yo, sin mucho esfuerzo, que mi amigo Rafa, cinco meses de edad, hable malayo con acento de El Ferrol.