Dívar, otro vendrá que bueno me hará

Dívar, otro vendrá que bueno me hará.

Por fin nos hemos enterado de qué iba la cosa. La verdad es que no era fácil aunque una simple reflexión lo aclara todo. Si el Psoe lo nombró ¿ por qué lo quita ?. Ahí va la respuesta: existen dos psoes, el light y el heavy. El caso Dívar ha sido un golpe de mano de los segundos sobre los primeros cuyo primer objetivo se ha cumplido y consistía en quedarse con la Presidencia del Tribunal Supremo, quitándosela a los que ganaron las últimas elecciones. Lo explicamos seguidamente.

El Psoe, versión pesos ligeros, está formado por gente de calidad mental  regularcilla que comanda a regañadientes, y con el único objeto de seguir viviendo del cuento, llámame Alfredo. Le acompañan por orden de aparición, Teresita la colorines, las miembras Bibianas, la Chacón y algún que otro pintoresco añadido. Cebrián, qué remedio, los seguía pastoreando pero tras cada choque de manos se limpiaba éstas con Zotal. Así, como una tontería más, nombraron al insigne. Ahora las cosas han cambiado y se avecinan asuntos de trascendencia como son, por ejemplo, el indulto a Garzón y los presos a la calle. Para estas cosas serias, como es natural, no se fían del sumo sacerdote.

Total que el rumbo de la nave ha recaído en el ala de los pesos pesados. Al mando de Cebrián, esta vez con gusto, el grupúsculo de Garzón, Margarita y G. Benítez han decidido poner orden y desglosar el cargo de Dívar para atribuirle el Consejo a una persona de escaso significado y la Presidencia del Tribunal Supremo a un destacado cargo del felipísimo, sector triunfante de la crisis. Se dice que Xiol es “provisional” o “interino” pero para mí que no le echan ni con agua caliente. Su curriculum es bien elocuente, alto cargo con Ledesma, autor de la nefasta Ley Orgánica del Poder Judicial, versión 1985, votante siempre a favor de los derechos sagrados de la órbita de ETA, etc…etc. Tiene un defecto mucho mayor si cabe. Al contrario del sectarismo usual Juan Antonio ni es tonto ni está carente de preparación.

Con este motivo Esperanza ha vuelto a decir una chorrada. En una incursión jurídica ( ella no está para cosas de mayores ) ha manifestado que es preciso suprimir el Constitucional porque se ha convertido en una instancia de casación del T.Supremo y hasta aquí hemos llegado, no faltaría más. Debería saber, es un decir, que la situación se produce por la absoluta politización de los cargos y, como decía Valdano  del fútbol, para que al final gane Alemania, es decir, el Psoe. En el Supremo, por uno o dos votos ganaron los otros y el Psoe ha arreglado el Constitucional por úno. Si la composición fuese a la inversa, y se acaba de dar el primer paso, me imagino la sentencia: El Constitucional no está para valorar las pruebas, labor que en exclusiva corresponde al Tribunal de instancia. Claro que hay que suprimir al Constitucional, pero por otras razones mucho más profundas como puede ser tratarse un órgano ineficaz.

Ha ganado otra vez Felipe y quizás por eso Gallardón se empeñaba en defender a Dívar aunque tras cada saludo también agotara las existencias de Zotal.

La izquierda, igual que con su célebre táctica de Tinell y cordón sanitario cuando gana y pacto de Estado y gobierno de coalición cuando pierde, esta vez ha dado un puñetazo en la mesa y cual speaker de boxeo ha dicho : SEGUNDOS FUERA

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