Hay una canción espantosa, creo que de Celia Gámez, que, en respuesta al No Pasarán republicano, o lo que fuera aquello, condensaba todo el odio posible por parte de los sublevados con motivo del final de la guerra al grito de “ya hemos pasao”. Era una chulería fascista que anunciaba el signo de los tiempos inmediatos. Bueno, pues de igual forma pueden decir los contrarios “ ya lo hemos echao” refiriéndose a Dívar. Supongo que a estas alturas, y fuera de los niños de pecho, si es que quedan, ya no hay nadie que se trague la gilipollez de las facturas. Mi amigo Rafa, una preciosidad de cuatro meses de vida, requerido al efecto, ha contestado : «yo no me lo creo» y ha seguido durmiendo rogando que no le molestásemos.
Lo de Dívar ha sido una conspiración en toda regla comandada por los mismos que le nombraron, circunstancia que hace preguntarse por qué le nombraron y por qué lo han cesado.
A Dívar lo nombraron la De la Vega y el inefable Zapatero. Se trataba de un soberano incompetente, más vanidoso y barroco que un pavo real que, como todos estos personajes, era en principio bizcochable o sea manipulable. Lo pusieron en la Audiencia Nacional, y nadie sabe lo que hizo o lo que vendió que había hecho, y lo promocionaron al Supremo y Consejo a fin de beneficiarse de una presunta “docilidad”.
¿ Por qué entonces se lo cargan sus mentores al mando de la monja-alférez ? Ahí va una hipótesis.
Todos estos cantamañanas son personas de nulo bagaje profesional y las cosas funcionan cuando se creen que van a favor del viento electoral. Así lo pensaron las dos lumbreras que permitieron su acceso a la mamandurria. Pero, ay qué pena, ha habido elecciones y las tornas se han invertido. Ahora busca cómo seguir sin trabajar en un puestecillo apañado y tiene que hacer algo en favor de los ganadores. Sin embargo, los que han ganado no se sienten nada solidarios con el personaje que no es de su cosecha aunque sí de su cuerda. Se rebelan tanto ellos como su sindicato y lo dejan en el Gólgota, permítaseme la comparación. Los que le nombraron montan una lacrimógena historia de viajes ( personalmente creo que es el que menos ha viajado de la casa ) y con un ariete de acreditada mala uva le dan el pasaporte. Sólo puede haber una explicación que esboza el periódico El Mundo hoy.
Al rebufo de las elecciones el personaje se acuerda de la imparcialidad a la que viene obligado y niega algún favor “solicitado”. La prensa dice que está relacionado con el caso del exjuez Garzón pero la guinda no lo sabe y además es irrelevante. Sea lo que fuere, para moverse en Chicago hay que tener amigos y si no, pues te pasa lo que al Presidente de los Camioneros, el Excmo.Sr.Jimmy Hoffa que todavía, va para treinta años, están buscando su cuerpo. Mala suerte.